Todos los niños y niñas necesitan desarrollar una autoestima sana para alcanzar sus sueños y aplicar las habilidades que adquieren a lo largo de los años.

Sin una percepción clara y segura de sí mismos, será difícil que se desempeñen en las áreas que anhelan, incluso si cuentan con las capacidades para hacerlo.

El diálogo interno que desarrollan se construye a partir de lo que les decimos. Por eso, es fundamental aprender a validar sus emociones, ya que esto les permite sentirse vistos, comprendidos y valorados.

Validar sus emociones no solo fortalece su autoestima y resiliencia, sino que también es el primer paso para educarlos con respeto y efectividad.

La validación crea un ambiente de confianza que facilita que los niños escuchen y cooperen, permitiendo establecer límites claros de manera natural.

Además, cuando los padres practican estas habilidades de manera constante, construyen una relación sólida y abierta con sus hijos, basada en la comunicación y el entendimiento mutuo, sentando las bases para una conexión sana y duradera.